Por Héctor Gambarotta. Dicen los que saben que la obra teatral El Rinoceronte de Ionesco trata sobre el tema de la falsedad intelectual en la Política y a la vez sobre el lenguaje, y cómo a través dellenguaje es que uno comienza a repetir cosas que ha escuchado sin reflexionar.
La metáfora es que todo un pueblo salvo uno de sus habitantes
(Berenger) se transforma sin percatarse en rinoceronte.
La obra termina con el monólogo del protagonista, quien es el
único que se resiste a la transformación. Dice Berenger “me
gustaría tanto ser como ellos, pero no puedo, no voy a
renunciar…voy a resistir”.
La fascinación, la atracción y la tentación de ser como los
demás, nos lleva inconscientemente muchas veces a
convertirnos en rinocerontes. Pero, una mezcla exacta de
responsabilidad individual y deber social, nos permitirá
siempre -más tarde o más temprano, recapacitar y reflexionar.
Usemos la metáfora para tratar de entender la política
argentina, a ver qué pasa. Hasta aquí la “grieta” nos venía
convirtiendo desde hace más de una década en rinocerontes de
distinto pelambre (pero rinocerontes al fin), hasta la llegada de
Milei.
¿Será que hay que darle la bienvenida a Berenger o se trata de
un nuevo rinoceronte con pelaje variopinto?
Está en vos encontrar la respuesta